25 Apr 2009

Algunas Historias no contadas.

Me encuentro en el trayecto de Diyarbakir rumbo a Şanlıurfa. Me sorprenden nuevamente las grandes llanuras que distinguen la geografía de este hermoso país, cuyo contraste es en ciertas regiones, son las montañas nevadas tan escarpadas ideales para caminar o esquiar. Desde que me levanto cada día, trato de darle un significado a esta aventura, contrario a la percepción de un viaje ordinario en donde sobra el tiempo para el descanso, la distracción y el esparcimiento, en otro esquema no parecen alcanzar las horas del día. Desde que me levanto, con urgencia para terminar la rutina de higiene diaria, trato de acomodar el tiempo para pensar en ideas, visitar los templos y sitios relevantes que me permitan entender el contexto de la cultura local, conocer algunas personas mas allá de la banalidad, pensar en el futuro, considerar la información diaria de las experiencias y vicisitudes y tratar de darle forma, y de paso darse tiempo para comer y tomar algunas fotos.

Quisiera dejar de hacer alguna de todas estas actividades, sencillamente es imposible ya que se desaprovecharía el esfuerzo de tiempo e inversión dedicados a esta travesía. Por momentos pienso que aún así, no aprovecho el tiempo al máximo. En este relativamente breve trayecto, recuerdo a las personas que he conocido desde el inicio de este viaje y trato de idear la forma de escribir detalles que olvidé documentar. A continuación, algunas historias cortas inéditas.

Algunos detalles personales das personas más importantes en este viaje resultan relevantes para saborear un poco más los momentos compartidos. Inicialmente, dentro del grupo de Italianos, recordando a Fabrizio, Ivan, Sergio, Laura y Stefano, durante los días en Istanbul, entre Laura y Stefano comenzó un turbio romance entre ellos complicado primero al ser compañeros de trabajo, pero principalmente porque Laura le ofrece a Stefano su amor, mientras que el solamente le corresponde con pasíón y un evidente desinterés por una relación más formal, muestra de ello fue su constante coqueteo con otras mujeres. Mientras yo me mantenía al margen, Laura no mostraba mucha simpatía hacia mi integración con el grupo, ya que eso le quitaba un poco de su liderazgo como mujer con lo que conseguía que los demás obedecieran a sus intereses. En segundo lugar, mi presencia fomentaba una agenda más de solteros, fomentando el interés de Stefano por conocer a más personas y evidentemente mujeres. Su historia en Istanbul, por lo que yo pudiera estar enterado, culminó con la cena en casa de Bilge y Özge a la cual Laura no asistió ya que debido a la falta de atención que Stefano le ofrecía en público, Özge decidió conquistar a Stefano y de ahí la invitación a la cena de despedida en Istanbul. Solamente pude comentar a los demás que esto iba a causar un malestar en alguno. Afortunadamente Laura y Stefano no trabajan en la misma división de FIAT así que probablemente esto quedara solamente como un recuerdo entre ellos.

En Istanbul, mientras fui a cenar con Suzanne al restaurante de Mustafa, resultaba evidente que Mustafá contaba con las fuertes intenciones de conquistar a Suzanne, sencillamente le fue imposible por que yo le “estorbé” en esa misión. Si bien, entre ella y yo no se expresó ningún interés en ningún momento, más que un deseo de compañía, simplemente la presencia de otro hombre en la que se desconoce “el parentesco o relación” puede generar inseguridad al intentar seducir a una mujer. Son pequeñas circunstancias en las que solamente los profesionales en este tema pueden navegar con éxito, Mi querido amigo Levi en Xalapa es un buen ejemplo de alguien que sabe leer “entre líneas” cuando hay cosas no explícitas. Mustafá solamente pudo conformarse con decirme mientras Suzanne fue al Tuvalet, que era una mujer ideal para casarse y que no debía soltarla, expresando así sus deseos más internos.

En Ankara, dentro de la inmensidad de una ciudad del calibre del Distrito Federal, con la velocidad y prisa que los habitantes de toda urbe desarrollan, pude encontrarme dos cálidos entornos donde descansar emocionalmente. La familia de Neslihan me permitió conocer un poco la cultura familiar tradicional de Turquía (por lo menos del Oeste), y confieso que dormir en la litera del cuarto de Bekhir, verlos estudiar, comer con ellos, oírlos platicar y también discutir y pelear, me permitió gozar un sentimiento de hogar en esta travesía. Percibo un trato un tanto extremo con los niños y jóvenes, por un lado se expresan un cariño fraternal profundo en casi todo momento, pero a la hora de las controversias, la violencia verbal y física puede llegar a ser un recurso frecuente, tal vez un poco más hacia los varones. Verlo en el hogar permite ver como esto se aprende desde la infancia y es parte de la cultura, tal vez difícil de cambiar. Aún así, conocer a la familia de Neslihan, conocer sus rutinas, llevarlos a la escuela, conversar con su papá Huseyin y hasta convivir con familiares y visitas fue verdaderamente un momento de éxito en los propósitos de este viaje.

Otro tipo de “hogar” fue sin duda el Tombeki Café, donde una pequeña comunidad hippie-gay local, a unos cuantos metros de Coçatepe Çamii, la mezquita conservadora de la ciudad, encuentra un refugio para conversar, fumar Nargila, jugar ajedrez y backgammon, y pasar largas horas de risas junto con Güll su propietaria. En varios días de visita al lugar, se detecta que los asiduos al lugar son siempre los mismos, por lo que se siente un ambiente de camaradería y amistad. También me recordó las razones por las que decidí dejar al maravilloso Kukiaio. Si bien toda profesión o negocio requieren de dedicación y mucho esfuerzo, un bar requiere de un horario, actividades y una permanencia en el local que lejanas de ser aburridas o poco redituables, no parecían satisfacer mis anhelos de largo plazo.

La lista de personas que me han dejado un recuerdo importante hasta ahora es corta, aún así, un deseo hermoso sería poder juntarlos a todos en un solo lugar, y junto con mis amigos de México, poder gozar su compañía de forma constante y habitual, un poco egoísta tal vez….

Nihal fue sin duda la siguiente persona que me ha dejado un bellísimo recuerdo. Junto con todos sus amigos que conocí en Natalia, sobre todo Çandang y Neşe, (biólogos, doctores y químicos), quienes hasta ahora, me mostraron la versión más dulce, dedicada y compasiva de mujer que he visto en Turquía. Entre su evidente intensa agenda de trabajo (incluyendo fines de semana), lograron organizarse para gozar un momento conmigo e ir a cenar, tomar the, platicar, hasta prepararme de cenar, clases de baile, ayudarme a lavar mi ropa y hasta para mi sorpresa, hasta planchar mi ropa. Las actividades son irrelevantes, simplemente el tiempo dedicado, finalmente, ¡a un total extraño! Curiosamente, cuando los conocí, también estaban presentes Sibel y Şakir, una pareja que también asisitó al cumpleaños de Neşe. A los diez minutos de conocernos, Şakir me aclaró con un poco de celos debo decir, que su novia Sibel y él estaban comprometidos y me señaló específicamente quienes en la mesa eran chicas “libres” como pa platicar con ellas, es decir solteras. Esto se debió sencillamente a que su novia Sibel, sentada junto a mi, platicaba conmigo sin mayor complejidad. Ese día, un poco celoso, después de tres días de convivir, el mismo me invitó a la boda de su cuñada a la que me dirijo hoy en Şanlıurfa. ¡Por cierto llegando debo pedirle que me dedique un par de horas para enseñarme los pasos de baile tradicionales de una boda!.

Finalmente Mehmet y su novia Kevin, ambos encantadores. Mehmet, un comerciante tradicional turco con una paciencia que parece casi interminable. Después de estar casi dos semanas en su negocio, conocí a sus amigos, quienes ignoran como sobrevive dado que imaginan tiene pocas ventas. Al parecer, Mehmet vende entre 2 a 5 tapetes diarios, cada tapete puede costar un promedio de 250 Euros y algunos hasta 1500 Euros. Tiene la sutileza de preguntar casi sin querer, ¿cómo están?, ¿qué tal Analya?, ¿De dónde son? Pero tratando de parecer desinteresado y sin insistir. Parece que sale de pesca, y cuando el transeúnte voltea la mirada mas allá de un segundo, comienza la persuasión, tiene al fondo de la tienda un refrigerador lleno de bebidas y es lo primero que ofrece. Un ¿Çay?, ¿Coca cola?, ¿Agua? Tiene un sillón hermoso sumamente cómodo, donde te invita a sentarte. Mehmet sabe que una venta implica necesariamente una charla de media hora aproximadamente, el último tema es el tapete. Primero, ayuda turística, datos, y sin que te des cuenta, te muestra el primer tapete, luego el segundo y así. Sabe que si insiste demasiado, el “cliente” se para y se va inmediatamente. Cuando se van sin venta, solamente dice “ellos se lo pierden, yo no”

Mehmet es conocido por muchos dueños de negocios y se ve una alta estima por su serenidad, sencillez y sinceridad. En los días compartidos, también visitó mucho su tienda Herman, el Holandés de 60 años, gay del que hablé en líneas pasadas. Lo divertido es que Mehmet le sigue el juego. Dice que Herman dentro de todo es buena persona porque nomás es hablador y ya, no hace nada de lo que dice, que su “homosexualidad” es solamente una forma de llamar la atención. Se lo botanea, juega al sadomasoquismo, le pega, lo insulta, le habla rudo, lo invita a su tienda y luego lo corre, y cuando Herman se va, Mehmet nomás se ríe. Herman es conocido en la cuadra por ser cliente frecuente en varias temporadas del año. La novia de Mehmet, Nevin, trabaja en una joyería y al parecer, cada noche, a pesar de mostrar un evidente agotamiento físico y de que Mehmet le insiste en que se vaya a descansar, acompaña a Mehmet en su tienda, cenan, y se va hasta que cierra el negocio a las diez de la noche.

Mehmet tuvo la necesidad de compartirme su ansiedad causada por su hermano, quien vive en Estados Unidos y al parecer, no es capaz de lograr algo productivo con su vida. Su hermano emprende proyectos que no termina, se gasta el dinero, pide prestado y no parece nunca estabilizarse. Es así que me invitó a cenar y quedarme en su casa la primera vez para platicar sobre el tema. Me pidió mi opinión, a lo que di dos respuestas. En primera, que mi experiencia con personas que no aprovechan de si mismos sus mejores cualidades, a pesar de las insistencias de las personas que les rodean y aman, solamente aprenden con los golpes de la vida, que mi experiencia me demuestra que es inútil insistir, solamente hay que dejarlos que se caigan y se levanten solos, toda ayuda implica una dependencia que empeora a la larga la situación y su inestabilidad.

El problema esencial del hermano (en esta ocasión) es que su novia lo acusa de haberle pegado (el alega que no es cierto) y que el juicio costará 25,000usd que no tiene y que pide en préstamo a Mehmet. Mehmet no sabe que hacer, no tiene el dinero pero tampoco quiere que su hermano vaya a la cárcel. Por otro lado podrían ser mentiras y tal vez habría otros caminos de arreglar las cosas. Mi segunda sugerencia es que solamente quedaban 3 formas de ayudarlo. Darle el dinero que pide (yo no lo haría, pero la decisión es de él), ayudarle con un porcentaje, obligándolo a ayudarse a si mismo buscándose el resto. Y finalmente para mi la mejor forma de ayudarlo en el largo plazo, es no darle dinero y que aprenda a salir solo del problema. Su hermano tiene 33 años y éste tipo de problemas es un hábito en su vida, esto solo cambiará cuando descubra que debe ser salir solo de sus irresponsabilidades. No supe sugerirle otra cosa. Mehmet me dijo que sería bienvenido en Antalya si regreso, y que con sinceridad estaría gustoso de ayudarme a encontrar trabajo con sus amigos dueños de negocios mientras me estabilizo. Me queda la sensación de que somos propensos a una buena amistad si en el futuro nos volvemos a encontrar.

Hasta ahora, éstas son las personas que estarán por mucho tiempo en mi corazón y a quienes estaría feliz de encontrar nuevamente. Aún quedan dos temas recurrentes en este viaje por comentar.

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