27 May 2009

Sentimientos sobre Pakistán y La India... ah! y una bomba (no precisamente yucateca)

Algunos lugares extra visitados en Lahore fueron el Minar-e Pakistan (torre moderna sementera), el Golden Mosque y el Wazir Khan’s Mosque, además de seguir recorriendo las calles del Old City. El fuerte y la mezquita principal, realmente son los atractivos principales, una vez visitados, lo demás parece poco relevante. Visitar Pakistán y la India resulta aún más, y casi necesariamente, un encuentro de cara con su cultura actual y forma de vivir. La pobreza difícilmente se puede ver a distancia, te golpea la cara a milímetros con sus calles obscuras, basura y malos aromas entre otras cosas. Igualmente en La India, la invasión de que quieren sacarle una lana a los viajeros se vuelve una molestia constante, Pakistán cuenta con un poco de esto, pero más tolerable.

Aún en Irán, la gente observa una etiqueta pública donde el vestir, de acuerdo a cada presupuesto, incluso los sectores más pobres demuestran ser una sociedad limpia y pulcra. En La India y Pakistán, solamente los adinerados muestran respeto por la limpieza.

Recién cruzada la desolada frontera de Pakistán, me encontré con una peculiaridad de diseño local que me tiene encantado como un niño de 10 años. Todos los camiones de carga local, cuentan con un “diseño” particular que cada propietario le imprime a su camión. Es decir, además de que son camiones viejísimos, le agregan un frontón inclinado sobre la cabina, que la hace ver minúscula, este frontón cuenta con decoraciones que van desde los espejos, dibujos de animales, de flores, figuras geométricas… todas con un diseño similar al de las chalupas de Xochimilco. Podríamos decir que a una chalupa le pusieron llantas, motor y caja de carga. Son súper barrocas y muy coloridas. Algunas tienen hasta aspas de ventilador que giran conforme el camión aumenta su velocidad.

Por si su diseño barroco llegara a parecer poco llamativo a algunos, lo cual es casi imposible, estos camiones cuentan con dos dispositivos adicionales para llamar la atención. El primero, o los primeros, son un grupo de “antenas” en ambos extremos de la defensa delantera que están colocadas en una base circular que contiene de cada lado, alrededor de unas 10 antenas que llegan a la altura del techo de la cabina, parecieran como esos barriles de ametralladora antiguos que giraban para despachar las balas. Finalmente, pero no sin pasar desapercibido, cuentan con cadenitas que cuelgan en ambas defensas delantera y trasera, que cuelgan en toda la magnitud del ancho del vehículo y al final tienen unas como moneditas colgando. Además de darle una visión adicional de “movimiento” junto con las “antenas”, es imposible no escuchar el tintileo conforme se aproxima cada camión. Es un sonido sutil y suave pero que no deja de escucharse aún en las calles más transitadas. En este sentido, nos ganan en lo naco en cuanto al diseño popular, sin embargo, es una muestra de diseño que manifiesta identidad y originalidad. A pesar de la antigüedad de estos camiones, salgo a las calles con el anhelo de toparme con uno y poder apreciar su magnitud y belleza aún por unos segundos mientras “vuelan” hechos la madre por la ciudad.

A pesar de que he decidido acelerar el paso de mi viaje, dado que la pobreza y el desorden de Pakistán y la India me causan un poco de estrés, aún así consideré tomarme un par de días extras en Pakistán para finalizar la traducción de un documento para la Universidad Anáhuac. Ya llevo un poco de retraso debido a que mi preciosísima mac ha fallado un poco debido a que se me cayó hace unas semanas. Adicionalmente, el calor no incita mucho al trabajo. Consulte y decidí lanzarme hacia Murree, un pueblo en las montañas que según dicen es más fresco.

Para llegar ahí, hay que tomar un bus hacia Islamabad, la capital de Pakistán y de ahí tomar un minibús hacia Murree. Resulta un poco desconcertante tener que estar cuestionando a todo el mundo repetidas veces sobre direcciones y detalles, especialmente para verificar que no te estén viendo la cara de wey!. Tomé una bicicleta (con chofer) para llegar a la central de autobuses, como siempre, te duplican o triplican el precio cuando notan que eres viajero. Esta vez, le extendí el billete para pagarle (del cual aún debía técnicamente devolverme cambio) y aún así me pidió más. Le indique que no pagaría mas… que si lo quería o no… y al seguir pidiendo más, le dije que muchas gracias y me fui. Me siguió y hubo un “cordial” jaloneo a mitad de una calle infestada de motos hechas la madre, por fin aceptó el billete, sin dar cambio por supuesto.

De nuevo, en la central de buses, si bien no pasó nada esta vez, casi pierdo el bus por estar “confirmando” varias veces, sobre el precio y el destino. Luego preguntas por algo y les vale madres lo que quieres, quieren convencerte de lo que ellos te pueden o quieren vender, por lo que hay que verificar todo un par de veces por lo menos.

Al llegar a Islamabad, tomé un taxi a otra estación de buses llamada Faisabad, donde salían los minibases hacia Murree. Igualmente, le di al taxi la tarifa que me indicaron era la correcta en la estación, a pesar de sus quejas por querer más dinero y me fui. Por supuesto que en el trayecto me quiso “vender” la idea de llevarme en su taxi, “que no era práctico el bus y esto y el otro”. “No gracias, no gracias, no gracias, Faisabad por favor…” todo el camino.

Ya en el minibús, me indicaron que si quería subir mi backpack al techo, lo cual de primera impresión no quise, ya que imaginé que tal vez llegaba a mi destino y mi mochila podría en el trayecto haber desaparecido, así que decidí llevarla en mis piernas. El detalle peculiar esta vez, fue que al sentarme en la segunda fila y colocar mi mochila entre mis piernas, ésta se atoró y fue casi inamovible durante un periodo del trayecto.

Esto ocasionó que mis piernas estuvieran “atoradas” y que los dos señores que estaban a mi lado, estuvieran igualmente aprisionados. El señor a mi izquierda, comenzó a quejarse en voz alta dirigiéndose al chofer, serio, pero a la vez con tono un poco divertido, en mi traducción imaginaria… “No chinges… mira este cabrón… no me puedo ni mover… deberías cobrarle el doble… hijo de la chingada nos tiene atorados aquí…” Mientras tanto yo “trataba” de reacomodarme, pero simplemente la mochila NO se movía UN milímetro, ni mis piernas ni nada. En cuestión de minutos, entre la “queja” y mis intentos por moverme, todos los pasajeros de la minivan estaban ahogados de la risa. “Ja ja ja, este wey no se puede ni mover” reian (o eso me parecía).

Me pidieron que pagara y no podía ni meterme la mano a la bolsa para sacar el billete, con trabajos podía girar la cara, dado que la mochila la tenía pegada al pecho, eso incitó aún más a la risa. Después de un rato, logré desatorar la mochila y pudimos ir un poco más cómodos, el “quejoso” hasta me ayudó con mi mochila más pequeña. Cuando iba a pagar, bromearon con el precio como diciendo que tenía que pagar doble, pero me devolvieron bien mi cambio, “Siii, que pague doble el puto cabrón!!!” decían. De ahí, comenzaron con las preguntas, de donde era, que hacía en Pakistán, etc.

He encontrado en los Pakistaníes con los que he conversado, una genuina curiosidad de saber porqué visito su país. Me preguntan si soy musulmán y al contestar que no, con mucho respeto, cortesía y amabilidad, me preguntan así como “entonces… ¿qué haces aquí?

Igualmente, solo en Pakistán, me han dicho en varias ocasiones y de forma sumamente amable y cortés, como con una verdadera convicción de indicarme mi error al no ser musulmán, de que debería convertirme, por mi propio bien, a su religión. En el bus, el quejoso comenzó a “platicar” (en su idioma) conmigo, y me hizo repetir y cantar con él una canción, y al final me dijo, “ya aceptaste convertirte a la religión musulmana, esoooo”. Siempre en un tono cordial y sin discriminarme.

En otro trayecto hubo un par de estudiantes de ingeniería quienes hasta llegaron a decir “Cristo verdaderamente si va a regresar… pero va a ser Musulmán” con un tono tan convencido y sincero! Éstos últimos me dijeron que por mi bien, debería convertirme, no a la fuerza… que leyera, investigara y descubriera en Mahoma y Allah la verdad. Que no querrían que me fuera al infierno por no haber descubierto la verdad. Todo en tono amable, cortes y con risas.

Siguiendo en el bus, hacia Murree, los principales “sonrientes” fueron Mahmat Faruk, un viejito de barbas largas; Ohmadi Irshad, un viejito pelón que no podía dejar de carcajearse; “Rajah” Mahmad Shibir, el quejoso que se auto-denominó Rajah, que significa Rey, a lo que yo le contesté que yo era Armando, Rajah de México; un chico muy silencioso que solamente sonreía llamado Azar; y finalmente dos chavos Jurub y Adnan, con quienes pasé los siguientes dos días, compartiendo una habitación de hotel.

No se como describir plenamente lo que confirmé con Jurub y Adnan, después de haber platicado brevemente anteriormente con más Pakistaníes. Pasamos dos días juntos, Adnan iba a Murree porque tenía que hacer una práctica de física en la escuela militar donde estudiaba, y en esos dos días, casi no hablaban, las pocas conversaciones eran en tono bajo y muy breves.

Quiero poder recordar con estas líneas, que encontré a los Pakistaníes como gente muy callada, pareciera que a pesar de vivir una vida con estudios o sin ellos, me dieron la impresión de estar encerrados en sí mismos, bloqueados… Pareciera (tal vez equivocadamente) que su contexto “global” es su región. Están súper enterados de todo lo que pasa en el mundo, aún así, percibí gente cordial y amable pero a la vez muy cerrada. Descontentos al Igual que en Irán, de ser los malos de la película, bajo la interpretación mundial que Estados Unidos está propagando.

Me preguntaban “¿Porque el mundo odia nuestra religión? ¿porqué no pueden tolerar nuestro vestuario y nuestras barbas? ¿porqué piensan que los musulmanes son terroristas?” Solo para dejar la duda fuera de cualquier idea, es tanto como pensar que todos los Mexicanos somos narcos, que desafortunada y tristemente, es la idea internacional que existe de México, al parecer la única. Entiendo su punto, y se que sentiría una gran frustración si yo estuviera en su lugar.

Si con solo preguntarme si existe “la siesta” en Mexico, entendida como el campesino y su sombrero de paja tapándole la cara a mitad del desierto en una casa estilo Californio de los años del 1800 o principios del 1900, me super encabrono!!! Imagino lo que sería ser una sociedad odiada por el mundo, al ejercer su religión. Incomprendidos y peor aún, atrapados en una pobreza difícil de sobrellevar. Si bien, me pareció que Irán aún está en los 60-70’s, La India y Pakistán, tristemente parecen estar a finales del siglo XIX. La diferencia está en una minoría que tiene acceso a dinero, oficinas climatizadas en altos edificios y buenos automóviles, pero la gran mayoría vive un siglo atrás con respecto al resto del mundo, me pregunté entonces que será en Africa, si algún día la llego a visitar.

Entre los silencios de Jurub y Adnan, algunos detalles es que según negociaron la tarifa del hotel y me tocaba una tercera parte que nunca pude confirmar, solamente salíamos a la calle a sentarnos y observar la gente pasar, parecía su único interés. Me resultaba hasta divertido como observaban a las mujeres pasar y emocionarse al ver alguna que al estar tapadas, pos mas bien tienes que hacer uso de una gran imaginación para poder “prenderte” al ver pasar una nube de telas pasar. Llegaron a comentar que con mirar los ojos de las mujeres distinguían quienes eran mujeres normales y quienes prostitutas. Según que pululan en las calles, y hasta ofrecieron “dispararme” una si quería divertirme, solo dije que muchas gracias pero que no.

Después a lo chino, se cobraron algunas comidas que me dispararon, pero en un lugar más caro, no pareciéndome muy equitativo, pero aún así estuvo bien. Pude terminar mi traducción que tenía pendiente desde hace semanas y por lo que visité este pueblo. Murree sinceramente no tiene nada de bonito, la única razón por la que tiene turistas la mayoría del año a excepción del invierno, es porque es el segundo lugar más fresco de Pakistán y la gente la visita para “enfriarse” un poco.

El otro destino de refrescante descanso, es Swat, que según los locales, es como un pequeño resort Suizo, pero que ahora están combatiendo con grupos Talibanes en esa zona y no se puede visitar.

Ayer, solamente por mi desidia, me perdí de la bomba en Lahore, ya que estuve a punto de lanzarme directo de Murree a Lahore, pero al pasar por Islamabad, pensé que al estar ya ahí, debía visitar algo de la ciudad.

No tenía muchas ganas de estar batallando en Islamabad, ya que es una ciudad enorme tipo DF y con las características que los viajeros tienen que afrontar en estas zonas, simplemente me dio hueva estar lidiando con gente. Así que solamente visité la Faizal Mosque, sinceramente una mezquita muy al estilo de la Basílica de Guadalupe. Las fotos estaban prohibidas, bajo amenaza de confiscarte la cámara, aún así pude sacar un par de fotos. De ahí, solamente tomé un par de buses para darme una idea de la ciudad.

Islamabad, es la primera ciudad desde que salí de Turquía, que parece contar con algo de civilidad en los conductores de la ciudad. Tan pronto nos detuvimos en el primer alto, me sorprendió inmediatamente que nadie pitara o se pasara el alto, o que estuvieran todos bien formaditos en su carril. Fue agradable sentir un poco de sentido de orden con sus calles frondosas de árboles, jardines y flores. Aún contrastando con zonas de mucha pobreza, Islamabad fue un descanso momentáneo.

Regresé a Lahore, para descubrir que una bomba había detonado a un par de cuadras del hotel, cerca del Citibank donde fui a cambiar algunas Rupias dos días antes a la misma hora del atentado….

Observo a viajeros europeos que me parece están “jugando” a ser Pakistaníes, vistiéndose con sus Halva Camise (conjunto de camisón y pantalón de algodón muy frescos) y con hejabs las mujeres (túnica que solamente permite mostrar los ojos), pero observo que difícilmente podremos entender lo que pasa en el fondo de las raíces de estas culturas. En un libro que estuve leyendo durante mi recorrido en Turquía, el autor escribió al final de su libro la siguiente idea (resumida por mi): “When memories exceed dreams, the end is near, to think towards the future, people and societies should start fresh.” Precisamente hablando de la cultura Islámica y de cómo sigue atrapada en los remordimientos del pasado.

Por un lado pienso que la idea anterior cuenta con algo de verdad, por otro, pienso que el primer mundo de occidente igualmente ha sido irresponsable en ejercer un liderazgo positivo para el mundo. Seguramente podrán decir que cada país es responsable de dirigir su propio progreso, sin embargo, en mi forma de pensar, dado la cercanía global de hoy, me imagino como lo siguiente:

“En un salón de clases, donde no hay un maestro que nos guíe, existen alumnos de todo tipo, está el grupito de súper ricos atascándose de pastel, con sus ipods y demás y mostrándoselo a la cara a otro que se está literalmente muriendo de hambre y de enfermedad, mientras otro fortachón le está partiendo la madre a un nerd; otros no están ni bien ni mal, pero nomás “milando”; no pueden faltar los emos, que nadie los quiere, y al final, en esta “relación de aprendizaje”, nadie se tiende la mano para ayudar al más jodido, mínimo pa que aprenda a salvarse a si mismo. Siendo que así, el que está bien, también se ayuda en su relación con los demás.

El mundo es un salón de clases enorme, y entiendo que no es fácil que el grupo de fresas le regalen un pastel al jodido, aún así, lo frustrante es la indiferencia sobre esta inequidad y hasta la total intención de mantener las cosas en su estado actual. ¿Qué pasaría si durante un año, encerramos en un salón con algo de recursos, a estudiantes de la Anáhuac, Ibero, Itam, junto con Unams y UV’s y además alumnos de la Revo de Xalapa, de Tepito y Ciudad Neza, junto con algunos cholos de Tijuana y algunos Yucatecos y chilangos de clase media? ¿Qué encontraríamos al reabrir la puerta? ¿y si agregáramos aún personas de diferentes religiones, idiomas, culturas, tradiciones y hábitos? ¿Serían todos capaces de olvidar prejuicios, resentimientos, en el caso global, olvidar las diferencias de credo, raza, género, etc.?

Igualmente imagino que la frase “un mundo sin fronteras” sería igual que si cada uno de nosotros quitara la puerta de entrada de su propia casa y garage, y dejando la casa abierta nos atreviéramos a ir tranquilamente al trabajo o al cine o incluso de vacaciones. ¿Estaríamos tranquilos?

Como diría el DJ Iraní Hichkaz en su canción Bosho Posho… “God, wake up, I need to talk to you”

Si bien, no pienso convertirme a ninguna otra religión, debido a que ya explique que para mi son solamente etiquetas y que solamente trato de ser una buena persona cada día y que también estoy tratando de imaginar como “devolver” los regalos que Dios me ha dado, esperando que con eso baste pa no ir al infierno cuando muera, si es que eso existe realmente. Aún así, tengo curiosidad por aprender sobre el Islam, y el Budismo, seguro habrá algo que me ayude a ser mejor, manteniéndome aún… sin etiquetas.

El bus de regreso a Lahore, ha sido uno de los más feos en los que he estado. Lo peor, con un poco de humor, es que me toco durante todo el trayecto, estarme peleando por solamente contar con mi espacio de asiento. Estaba yo hasta atrás y en el trayecto todo el mundo trataba de “incrustarse” en esta fila y estuvimos siempre “engarruñados” en un espacio muy limitado. Al final, cuando ya se había vaciado el bus, una viejita se acuesta junto a mi, y sin nada personal, pero tuve que despertarla después de que sus “garras”, bueno pies, casi ya me los estaba embarrando, total que puros pleititos. Como en muchos momentos de mi vida, me pregunté ¿porqué estoy aquí? ¿porqué tomé este camino? No lo sé…

Y como diría mi abuelita… Usté escogió ese camino, ora chínguese!!!

Llegue al hostal y conocí brevemente a un Chino que me explicó que no es barato ir al Tibet por los conflictos entre la India y China. Que solo pagando un permiso especial y un tour con agencia de viajes, entonces significa que no iré al Tibet.

Por otro lado, este Chino, salió muy temprano hacia la India y le comenté que la frontera abre hasta las 10 am. El me respondió que los Chinos, Hindúes y Tailandeses solo pueden ir por tren y tardan tres horas del lado Pakistaní y otras tres del lado Hindú para poder pasar, por sus conflictos políticos.

Solamente pude responder: Too many conflicts in this World!!!

Encima, esquivando bombas. A dos cuadras del hotel, explotó una dejando 30 muertos. Yo llegué al hotel unas horas después del atentado. Todo bien! ☺

1 comment:

  1. Orale chido tu viaje y chido tu blog, ya me pase un buen rato leyendo y leyendo. Se me hace que tu conoces a la gente OZU.

    saludos desde la región Xalapa Coatepec

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