13 Jun 2009

La Oveja Negra y espiritualidad

Desde que me encuentro en Daramshala en adelante, me siento como alguien que hace algo malo. Es decir, aquí, la mayoría de los viajeros, llega y se “adacta” al estilo local. Quieren verse y sentirse espiritual. Eso está muy bien, nomás que en su conjunto parece implicar varias cosas dentro de las cuales yo no estoy de acuerdo.

Pa empezar, la gente aquí come con las manos. En México también comemos los tacos con las manos, de acuerdo. Nomás que acá, se come el guisado con las manos, es decir... Generalmente te sirven en un plato, varios guisados, entre ellos, arroz y algún guisado vegetariano medio caldoso. La tradición local, según se ve, es mezclar el guisado caldoso con el arroz, con la mano… pero con tooooda la mano!! Y ahí comienza el batidillo. Primero lo revuelven bien, tons ya todititos los dedos llenos de guisado, y después te pones una buena cantidad en la mano y te la sirves en la boca, pal final, la gente termina lamiéndose la mano casi desde la muñeca. Aghh!!!! Yo de entrada no puedo ni siquiera ver el espectáculo. La gente me mira raro cuando pido una cuchara, lo cual me importa muy poco.

De ahí, parece que el ser espiritual, implica no bañarse, no lavar su ropa, no rasurarse, ni peinarse y… pos la gente nomás me ve y se ríe. Se ríen cuando ven que todos los días ya sea por las mañanas o por las tardes, dedico un buen rato a lavar mi ropa sucia (a conciencia), les parece raro que me bañe diario (no lo dicen, pero ponen cara de… mira ese wey de occidente). Ya se puede uno imaginar cuando me estoy peinando afuera del baño comunitario, que wey tan raro ¿no? (nomás me falta sacar la plancha).

Finalmente, todos quieren disfrazarse de locales, ante lo cual, yo no tengo ningún derecho a criticar, pero la gente me mira con una sonrisilla cuando ve que pasan los días y yo sigo con mis jeans y mis camisitas y todos están con una manta enrollada a la cadera y otra en la espalda (todas mugrosas por cierto), descalzos (azuuu… los pies todos mugrosoooos, nooo!!!!) y, yo sigo rasurándome diario y con mi desodorantito.

Total que sutilmente prevalece la idea de que el occidente está en el error y acá “están en balance” y yo, pos la verdad que muy orgulloso de ser Mexicano, y apreciando mucho aprendizaje local sin duda, pero de eso a volverme un mugroso pa ser más espiritual, pos no…

Todo esto es rollo de los viajeros debo decir, dentro de los locales hay una minoría que es sumamente espiritual, y el resto, vive pa ver a quien se chinga, especialmente a los turistas, si no te pones cabrón, tooooodos te quieren ver la cara de pendejo, y como diría mi abuelita, “noooo, pos no se va a poder, hijos de la chingada!!!” .

Esto es solamente una observación un tanto banal, sin embargo, lo que si observo, es que la espiritualidad aquí, dentro de los más intensos, implica un alejamiento de lo material, pero también de la vida social y productiva.

Caminando por las montañas, conocí a un “Babá”, que son hombres que deciden dedicar su vida a la meditación y vivir en las montañas de una forma muy austera y solitaria, renunciando a la vida familiar y social. Este Babá se llama Ghurpa Drhasa, dice llevar 15 años de Babá, y me explico el fundamento de su forma de vivir. Cuando me lo encontré en el camino, me preguntó mi nombre y me dijo “come”, me invitó a su cueva donde vive, donde había otros dos viajeros canadienses a quienes el había invitado a quedarse con el dos días antes y nos preparó Çay (Thé), preparó otros dos más y de ahí se dispuso a cocinar un guisado a base de berenjena, jitomates, papas y varios condimentos. Comenzó poniendo las berenjenas directo en su fogata al carbón. Todo el proceso duró alrededor de hora y media. Los dos canadienses y yo nomás milando (con nuestras caras de pendejos debo aclarar), al terminar, estaba atardeciendo y me sirvió primero, ya que debía apurarme pa regresar a Gangotri con los últimos rayos del sol. Terminé de comer y le pregunté si le debía algo, solamente respondió sin mirarme, “No, now you go…” y con un gesto, me indicó que me fuera.

Su generosidad me conmovió, al carnal solamente se le antojó invitarme a su cueva junto al Ganges, donde no tiene naaaada, invitarme un the, y prepararme de comer, y al final me manda al carajo sin pedirme nada a cambio…. Ufff!!! Si la mayoría del mundo fuéramos así…

Aún así, dentro de esta vida espiritual que predomina en ciertas regiones de la India, sin poder afirmarse que sea un estilo de vida común en la sociedad en general, me da la impresión de ser un tanto pasiva. Se que dentro de todas las religiones, hay sacerdotes que solamente se dedican a rezar durante toda su vida. La pregunta para mí, es ¿cuál es la vida en balance? A lo cual, yo tendré una respuesta adecuada tal vez para mí, y no una respuesta general para todos. Aún así, ha sido mi reflexión en estos días. Recordé una teoría que escuche una vez y que me agradó…

El hombre (y mujeres…) para estar completo, debe ser “contemplativo y conquistador”, en la fase contemplativa, el ser humano debe analizar el mundo que le rodea y comprender todas sus causas, de lo contrario, tal vez sus esfuerzos lleguen a ser erróneos o de poca eficacia. El hombre no puede “sentarse” en la fase contemplativa para siempre, debe “conquistar”, aportar y contribuir a su entorno familiar, social y ahora también diríamos medio ambiental.

Es en ese sentido en el que me parece que la parte de la “meditación” como la llaman aquí, se queda a la mitad del camino. Y parece que esta parte a los viajeros les encanta. Como muchos otros viajeros, conocía dos chicas que viven en una cueva, meditando y haciendo su yoga todos los días, una de ellas desde hace 8 años, y son de Nueva York!!! Prácticamente, regresan a Estados Unidos a trabajar lo menos posible, para ahorrar y regresarse a la India. Ellas dicen “descubrir su interior” en ese lugar junto al Ganges.

Yo ya me hubiese vuelto loco (mas) de haberme encerrado ocho años en una cueva, bueno, eso todavía, pero ocho años de mugroso!!!!!!!!! Jamás espero en esta vida. Tal vez las enseñanzas básicas que tengo en mis huesos, me las dio mi abuela y sinceramente no tienen nada de complejas:

“En esta casa cabrón, no hay lugar ni pa huevones ni huevonas, y mucho menos mugrosos o cochinos… primero se van directito a la chingada!!!! Nomás faltaba… que alguien nos quiera ver la cara de pendejos en nuestra propia casa!!! Así que ya sabes mi’jito, no andes con cochinas ni huevonas, que nomás te van a querer ver la cara de pendejo!!!”

Desde niño, cada vez que yo le decía que quería algo (un regalo, una bici, etc), “¿Quieres una bici? Trabaja Huevón!!! Orale, a Chingarse!!!! Y cada vez que me encontraba en apuros y me quejaba, ya sea por la escuela, alguna deuda, cansado de algún paseo en la montaña, ella siempre respondía: “¿Usté quería no? Ora Chínguese cabrón”. Mi abuelo era más callado, él solamente ponía el ejemplo, no decía ni madres, pero basta con algunos ejemplos: trabajó en su taller mecánico hasta los 87 años; quince días antes de su muerte, a los 97 años, aún partía leña con hacha todos los días; A pesar de hacer ya por la edad muy malas reparaciones, el seguía en la vejez, siendo el encargado del mantenimiento de la casa.

Tal vez estas son solamente algunas ideas de esa pregunta que ha surgido en mi mente al ver estas manifestaciones de espiritualidad (no solo ahora, sino desde hace mucho tiempo). Creo que la vida en balance debiera tener un porcentaje de aportaciones a la vida personal, a la vida familiar y a la vida social. Desempeñar un trabajo con orgullo y bien hecho, que uno disfrute, que te permita continuar la vida hacia la búsqueda de una pareja y eventualmente una familia a quienes tratar de hacer feliz. Desempeñar sistemáticamente una labor social y disponer de un tiempo para un gusto personal (en mi caso las montañas), podrían ser una ecuación que permite a uno ser feliz, amar, contribuir a los demás, sentirse productivo y supongo, vivir sin remordimientos. Eso si, muy ocupado, pa alejarse de los vicios. J

Y ya pa cambiarle a lo espiritual, en Gangotri, conocí a una viajera Española llamada Carolina, nos caímos muy bien de entrada, fuimos compañeros de cuarto en el Krishna Ashram, un monasterio Hinduista donde nos hospedamos. Creo que se reía de mi orgullo occidental. Ella me invitó a participar en algunas ceremonias Arti (Hinduistas), me explicó la organización y normas del lugar, fuimos a bañarnos al Ganges, que técnicamente es más bien un momento espiritual, y cuando yo me metí en mi traje de baño, me dijo: “Vamos hombre, que un poco más de respeto, que el río es sagrado…” a lo cual yo contesté: “¿Sagrado? Pero si es el drenaje de toda la India!!!” (Lo cual es verdad, solo que Gangotri es el primer pueblo después de donde nace el río en los Himalayas, así que ahí, aún no está contaminado, pero después… ufff!!!). Nomás se rió.

Y de nuevo, no pude contenerme. Una noche en el cuarto le pregunté, “de casualidad no tendrás entre tu equipaje, alguna bocina para Ipod?”, “Claro que si hombre, vamos, que mira, que el estilo…” Dijo ella. Sacó una bocinita con forma de hello kitty, súper pirata, ultra cagadérrima!!! Me hizo reír mucho. Eso sí, con control de volumen e indicador de batería!!!

“¿Para que la quieres?” preguntó ella, “Mira reina, Tu tranquila que yo aquí te voy a poner unas cumbias!!!” Dije… Y… muy bajito, bailamos unas cumbias en pleno monasterio Hinduista. Nos divertimos un rato… Este botecito inquieto… J

En Gangotri también conocí a Emma de Australia, y a Oshan y Dariush, dos ingleses que ya me había encontrado en Gangnani. Lo peculiar de ellos es que son super cagados. A los cinco minutos de conocernos, Emma sacó su guitarra e improvisó una canción sobre “I cheated on the Mexican Meat eaters… with Tofu” (esa es otra, acá todos son vegetarianos), al final terminamos todos cantando juntos hasta los Beatles.

Osan y Dariush, son los del accidente de motocicleta. Nos cruzamos varias veces en la región y en una de esas, en media montaña mientras platicábamos, Darius solamente me dijo con sorpresa “You are such a Gentleman!!, I can easily imagine you as those English Gentleman of the Thirties, who immediately seem of the self-made man type”. Sin entender porqué, a pesar de mis irreverencias, esto ya me lo han dicho antes.

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